ESTRATEGIAS:
Plantear
algunas preguntas al observar la lámina…
¿Por qué el sapo va agarrado a un globo?
¿Hacia
dónde dirige la mirada?
¿Qué
crees que pretendía el cocodrilo? ¿Lo consiguió?
¿Crees
que el sapo sintió miedo en algún momento? ¿Crees que ahora lo siente?
¿Y el
cocodrilo? ¿Cómo se siente?
Nos cuenta el EMOCIONARIO que
experimentamos alivio cuando nos libramos de un peso, cuando
dejamos de percibir una amenaza (¿hay algo más amenazante que estar a
punto de ser devorado?) o cuando nos disculpamos.
Nos pone tres ejemplos en los
que podemos sentir alivio: al terminar un examen, al ver que un peligro se
aleja o al reconocer un error.
Por tanto, el alivio significa que
una sensación o situación desagradable ha terminado. De hecho, si buscamos en
el diccionario la palabra alivio, también incluye la mitigación o disminución
de una enfermedad. Y es que cuando uno tiene dolor ¡es muy aliviante empezar a
sentirte mejor!
El alivio suele venir acompañado de relajación (bastante
lógico teniendo en cuenta que viene precedido de una situación que nos produce tensión) y aliviadas las dificultades, reaparece la paz, nos sentimos tranquilos. Es el camino hacia la serenidad...
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